martes, 10 de junio de 2014

Insulina y diabetes

LA INSULINA


¿Qué es la insulina?

La insulina es una hormona que se segrega en el páncreas, más concretamente en las células beta de los islotes de Langerhans. 
En primer lugar, esta se segrega en forma de precursor inactivo, la proinsulina, que más tarde se transformará en el compuesto activo que conocemos como insulina.


De la insulina que llega al hígado prácticamente la mitad es eliminada, y la que alcanza la circulación periférica tiene una vida media de 20 minutos.

Fue descubierta en 1921 por Frederick Banting y Charles Best y poco a poco se han logrado grandes avances en su investigación y desarrollo creando insulina humana mediante ingeniería genética. Ya que hasta hace poco ésta se fabricaba a partir de páncreas de ganado vacuno o porcino.



Importancia de la insulina y relación con la glucosa

Como sabemos, la principal función de la insulina es la captación de glucosa del torrente sanguíneo para, o bien, abastecer a la célula transformándola en energía o formar glucógeno y así, acumular ésta.
Por tanto, podemos decir que es una hormona hipoglucemiante, ya que reduce la glucemia (glucosa que circula en la sangre), además de otras funciones que veremos a continuación.

Se puede comprobar la importancia de la insulina en diferentes funciones metabólicas por el grave estado catabólico que se desarrolla en las personas que padecen  diabetes.


¿Qué es realmente la diabetes?

La diabetes es una afección crónica que da lugar cuando el organismo pierde su capacidad para producir suficiente insulina o para utilizarla con eficacia. Podemos diferenciar tres tipos: 

-        Diabetes mellitus tipo I: es autoinmune, ya que el sistema de defensas del organismo ataca las células productoras de insulina del páncreas, dejando de producir la insulina que necesita. Suele aparecer en personas jóvenes o niños y precisa de insulina para vivir. Además de una dieta equilibrada y la práctica de ejercicio físico.

-        Diabetes mellitus tipo II: es la más común. En este caso el organismo puede producir insulina pero esta, o bien, no se segrega en cantidad suficiente o su función está mermada. Suele controlarse con una alimentación sana, incremento del ejercicio físico y medicación oral. Da lugar en personas adultas que normalmente cursan con sobrepeso u obesidad, tienen hábitos poco saludables, falta de actividad física, mala alimentación y/o antecedentes familiares con esta patología.

-        Diabetes gestacional: aparece en una etapa avanzada de la gestación y puede precisar medicación, aunque en la mayoría de los casos es suficiente con una pauta nutricional apropiada y la práctica de ejercicio físico moderado. Suele desaparecer tras el parto. Aún así tanto la madre como el bebé tienen un mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad en un futuro.



Es importante conocer la existencia de un grupo de personas que cursan con intolerancia a la glucosa, ya que pueden presentar altos niveles de glucemia sin llegar a ser diagnosticados como pacientes diabéticos.

Aquellas que presentan hiperglucemia (niveles de glucosa altos en sangre) en ayunas padecen AGA (alteración de la glucosa en ayunas).
Por otro lado, aquellas que presentan hiperglucemia después de las comidas  o postpandrial padecen ATG ( alteración de la tolerancia a la glucosa).


¿Cuales son los valores normales de glucosa?

Podemos considerar los siguientes valores de glucosa en sangre o glucemia siempre en ayunas:

 -Normoglucemia: glucemia que oscila

entre 65 y 110 mg/dl. Se consideran valores normales.

 -Hiperglucemia: niveles por encima de los 110 mg/dl. Se consideran niveles elevados.

 -Hipoglucemia: niveles por debajo de 65 mg/dl. Se consideran niveles bajos, que pueden presentar diversas complicaciones.

Estos valores hacen referencia a una glucemia o glicemia basal (en ayunas).

Los valores de una glucemia postpandrial (dos horas después de las comidas) deben ser inferiores a 140 mg/dl para considerarse normales.




Principales síntomas para detectar la diabetes

Destacan cuatro que derivan de la misma causa. Cuando hay un déficit de insulina o ésta tiene mermada su función, la glucosa que circula por el torrente sanguíneo no es transportada a la célula y utilizada así como energía. Por tanto la célula acusa esta anomalía poniendo en marcha diversos mecanismos que eliminen el exceso de glucosa del torrente sanguíneo y, a su vez, activan diversos mecanismos por los cuales aumenta la sensación de apetito para así obtener la energía que precisan nuestras células.

Pérdida de peso sin motivo aparente: Como sabemos las calorías que consumimos se transforman en energía para poder llevar a cabo diversas funciones. Si la glucosa no llega a las células y se pierde por la orina, parte de estas calorías no llegarán a cumplir su función por lo que nuestras células y, en consecuencia nuestro cuerpo no tendrá la energía suficiente para realizar sus funciones dando lugar a la utilización de las reservas energéticas y, por lo tanto, a una pérdida de peso.

Polidipsia o aumento de la sed: Al aumentar la concentración de glucosa en sangre nuestro cuerpo trata de regular la osmolaridad aumentando la ingesta de agua para establecer una concentración normal.

Poliuria o aumento de la orina: nuestro organismo trata de eliminar el exceso de glucosa por la orina, haciendo que esta, a diferencia de la orina de una persona sana, contenga azúcar.

Polifagia o aumento considerable del apetito: al no obtener suficiente energía nuestras células, éstas solicitan dicha energía del exterior a través de los alimentos. Aumentando así la sensación de apetito.

También podemos relacionar otros como cansancio y apatía por la falta de energía.


Complicaciones diabéticas

Las principales complicaciones diabéticas que pueden sufrir estos pacientes son de carácter renal, enfermedades cardiovasculares, enfermedad ocular, lesiones nerviosas, pie diabético, salud bucodental, apnea del sueño y otras.

Podemos encontrar más información sobre ellas en www.fundaciondiabetes.org



Otras funciones de la insulina

Otras funciones que desempeña la insulina son:

Síntesis de lípidos o lipogénesis, es decir, se sintetizan ácidos grasos circulantes en sangre para formar triglicéridos y grasas de reserva. Es una forma de almacenar energía que será utilizada en periodos de ayuno prolongado o cuando practicamos un ejercicio intenso, una vez que se hayan acabado las reservas de glucosa.
A su vez, disminuye la movilización de grasa de los depósitos y su oxidación en el hígado, inhibiendo así la lipólisis.

Síntesis de proteínas ya que favorece el transporte de aminoácidos a las células.
Favorece así la síntesis de ADN y la replicación celular, al modular la trascripción de proteínas que tiene lugar en este proceso.

También ejerce actividades asociadas con factores de crecimiento, estimulando así este.


Tipos de insulina

Podemos encontrar distintos tipos de insulina en el mercado:

Insulinas de acción ultrarrápida: su actividad da lugar a los 10-15 minutos de ser inyectada y su pico de actividad da lugar a los 30-90 minutos, durando entre 3 y 4 horas, siendo similar a la insulina liberada tras las comidas en una persona sana.

Insulinas de acción rápida: su actividad comienza a los 30-60 minutos de ser inyectada y su pico de actividad da lugar a las 2-3 horas, durando entre unas 5-7 horas.

Insulinas de acción intermedia: su actividad comienza a la 1-2 horas de se inyectada y su pico de actividad da lugar a las 4-7 horas, durando entre 10 y 13 horas.

Insulinas de acción lenta o prolongada: su actividad comienza  a partir de las 2 horas de ser inyectada. A diferencia de las otras no tiene un pico de actividad muy definido. Su duración suele ser de 24 horas.

Insulinas combinadas: se trata de diferentes mezclas preestablecidas de insulinas de acción ultrarrápida, rápida e intermedia que se comercializan en la actualidad. Tiene el inconveniente de que el porcentaje de cada tipo de insulina es fijo no pudiendo optar por una o por otra según nuestras necesidades (ejercicio físico, raciones de alimentos, variación de glucemia por otras causas…)


Como hemos visto anteriormente, la insulina suele prescribirse en pacientes con diabetes tipo I o insulinodependientes.

Cuando cursamos con diabetes tipo II o no insulinodependiente, se prescribirá preferiblemente antidiabéticos orales.



Este blog es meramente informativo, no obstante cualquier consulta o acción debe ser realizada a criterio de un facultativo especialista.

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